GR-11 realizado en solitario y con mochilón de autosificiencia, de este a oeste, entre mediados de mayo y finales de junio de 2018. Tras un invierno de nevadas muy abundantes y pillando dos semanas de lluvias, las condiciones encontradas fueron bastante extremas. Todo apunta a que mejorarán con la llegada del verano, pero yo expongo lo vivido en las fechas indicadas para que pueda servir de referencia: - MuchÃsima agua. Caminos convertidos en riachuelos y lodazales, pasos expuestos mojados. RÃos difÃciles de cruzar sin mojarse, incluso hasta medio muslo, con corriente importante. Me hubieran ido bien unas chanclas de rÃo, y los palos que muchos se resisten a usar me salvaron en varios momentos de chapuzones completos. - Caminos cerrados por vegetación crecida, árboles tumbados cortando el paso en zonas incómodas, derrumbes... - Bastante nieve, y lo que le queda aún... En zonas poco expuestas del Pirineo central es continua a partir de 2200 o 2300 m, pisando nieve durante horas para cruzar algunos collados. A 2000 m o más abajo quedan placas y restos de aludes gigantescos (ojito con los puentes de nieve sobre barrancos). Muchos puertos no son nada recomendables sin grampones (los de running los verÃa justitos), piolet (y palo) y experiencia en montañismo invernal, pues hay rampas largas e inclinadas y placas y cornisas aún por desprenderse. Especial atención a la inclinación de la cara este del puerto d'Engorgs (por menos voy encordado cuando hago alpinismo, y un chico que venÃa en dirección contraria no vio manera de bajarlo) y a la norte de Tebarrai. El de Baiau también parecÃa cargado, aunque lo esquivé por Santfonts y cresteando. Lo dicho, habrá que seguir cómo evoluciona el asunto... Pero lo encontrado hace unos dÃas merecÃa respeto. Imprescindible para muchos tramos experiencia en alta montaña, forma fÃsica y resistencia mental altas. Eso sÃ, aventura, tranquilidad y paisajazos asegurados. ¡Salud y a disfrutar (con cabeza y cada cual a su nivel)!